No cabe duda que la negligencia y la ineptitud, es la tónica del gobierno nacional, y por ende de los demás entes del estado: gobiernos regionales y gobiernos locales, de ahí que no se explica, que teniendo el fenómeno “El Niño” respirándonos en la nuca (se anuncia su llegada para septiembre del presente año) no se hayan realizado las obras de prevención que se requieren contra riesgos.

Mientras el gobierno no da pie en bola, si le alcanza, para exigir al congreso acogerse a facultades legislativas sobre seguridad ciudadana, buscando la manera de resarcirse de su pésima gestión en la lucha contra la delincuencia, por cierto con interlocutores de países vecinos, intentan alguna solución, por cierto el plan Bukele inspira simpatías, aun sabiendo que su aplicación es dictatorial.

Tenía que ser el contralor general de la república, Nelson Shack, quien advierta el peligro, de que podrían generase muchas muertes, por efectos del bajo porcentaje de ejecución del presupuesto, apenas 6%, lo que hace muy complicado que los pobladores, principalmente de zonas de alarma, puedan ponerse a buen recaudo, por la tardía reacción de autoridades ante la emergencia límite.

¡Ya es tarde! señaló con contundencia el contralor, para explicar la gravedad del problema que tiene a todos los actores de la sociedad en vilo, y por cierto, los voceros del gobierno desde el premier Alberto Otárola, y si se quiere más arriba, la presidenta Dina Boluarte, han salido a decir, que su gobierno ha sido el que ha destinado más recursos para controlar los embates naturales.

Una total necedad es creer que con dinero se soluciona todo, craso error, y demostración de que la administración del estado está alejada de la realidad, cuando bien sabemos que los recursos aun estando en las manos de las autoridades públicas, no logran ejecutarse, en la medida que deben aplicarse, por el contrario, suelen devolverse, con ello, se perjudica a los pobladores nacionales.

En circunstancias que se avizora un crecimiento económico por debajo del 1% y un encarecimiento de los productos de primera necesidad, con precios exorbitantes como el limón, la cebolla, el tomate, apio, el pollo y otros, que no logran estabilidad, lo que se viene será una tortura para las amas de casa, pues la producción será bajísima y porque será complicado cumplir con la demanda.

Imagínense un panorama con lluvias incesantes, deslizamiento de cerros, inundaciones de calles y avenidas, cierre de carreteras por efectos de la naturaleza, camiones varados y pérdidas económicas, asfaltos convertidos en ríos, viviendas destruidas por efectos de no haber previsto la situación, todo esto ocurrirá por no haberse tomado medidas en la ejecución de obras en el país.

El contexto nos recuerda el fracaso de la construcción con cambios, anunciada tras el terremoto de Pisco del 2007, donde no se ejecutaron las obras que se previeron, por el contario, lo poco que se hizo, quedó inconcluso y con grandes cifras de damnificados, hoy sabemos que algunos congresistas se beneficiaron por efectos de corrupción en vías de comunicación ¡que perversidad!.

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