El gobierno nacional ha dado medidas claras para la reactivación económica en tiempos de coronavirus, que por cierto ha sido bien recibido por empresarios y comerciantes, que ven la posibilidad de poder generar recursos económicos, obtener utilidades y sostener a sus familias, por consiguiente , muchos de ellos abrieron sus negocios y produjeron muchas aglomeraciones.
El tema, si bien es un desahogo para el Estado, porque podrá hacer caja con los impuestos que se recauden, pues los recursos que posee son cada vez son más raleados, de tantos bonos que emite y que dilapidan los fondos de contingencia, teniéndose que recurrir a préstamos internacionales, es también un grave peligro, porque la población no cuida su salud y esto les generará contagios.
Mientras los medios de comunicación y las redes sociales, realizan incesantes campañas para recordar a todos los peruanos que deben cumplir las medidas sanitarias; lavado de manos, desinfección de sus prendas, distanciamiento social, uso de mascarillas, todo intento de hacerlos entender se ha convertido en infructuoso, porque la gente sigue desafiando a su propia integridad.
Los efectos de las alertas, continúan dándose, los hospitales siguen colapsándose por la enorme demanda de enfermos de COVID-19, situación que desborda porque nunca estuvimos preparados para enfrentar la pandemia, porque está claro que somos un país pobre e improvisado, la informalidad se da en todos los campos de la sociedad, nadie puede sustraerse, es una realidad.
Por todo esto, que ocurre, es una enorme necesidad, la reforma del sector salud, apenas se den las condiciones, las autoridades deben tener como primera agenda, fortalecer los servicios de los hospitales públicos, que han demostrado ser insuficientes para la atención del público usuario, la gente pobre no tiene acceso a los servicios de salud porque no posee recursos para su atención.
Si no son asegurados, requieren recursos adicionales para sostener su integridad física, y si lo son, y tienen suerte de ser atendidos, luego de la programación de las citas, se encuentran con otra frustración, el desabastecimiento de medicinas para tratar su enfermedad, lo que da opciones a las farmacias para ofrecer sus productos con un costo elevado que escapa a la economía familiar.
En esta época del Coronavirus, el stock de las farmacias ha superado al de los hospitales, lo que ha permitido el encarecimiento y la especulación, con la consecuencia de agravar la salud de las personas, teniéndose que realizarse operativos contra el acaparamiento y la elevación de precios; en el negocio no existe solidaridad, y la condición de pobreza, a algunos hasta los deshumaniza. En conclusión, la reactivación económica, y la vuelta de los negocios, no debe pasar por alto el cuidado de la salud del pueblo, si siguen creciendo los contagiados de coronavirus, le creará un gran problema a las autoridades, por desabastecimiento de camas Uci, balones de oxígeno, y pruebas, por esto el pueblo debe procurar no contagiarse, sino quiere morirse sin ser atendido.