Son muchas las gentes que por urgente necesidad y simple curiosidad desempeñan múltiples oficios y a lo largo de sus vidas los tendrán muchos más.
Es así que en el trajín tenemos la oportunidad de conocer esos grandiosos personajes que hacen de su tiempo un tesoro. Como el señor Luis Alberto, quien en breve me narró casi todos sus oficios, él cuando niño había visto su futuro arruinado luego de que los Sinchis y Terroristas acabaron con la vida de sus apoderados, sin embargo tomó rumbo a la Lima guiado por sus escasos once años, donde en primera instancia trabajó vendiendo golosinas en los autobuses y conciertos de folklor, otro buen tiempo de lustrador de zapatos se lució, y casi simultaneo a la secundaria era ayudante de construcción y luego un albañil referente, por las noches tenía un programa radial en la amplitud modulada, los fines de semana en las noches animaba esas actividades de pollada y cumpleaños. En ese vaivén de oficios e ingresos económicos los vicios acechaban pero conoció a su actual esposa. Junto a ella regresaron para Apurímac, compraronse un predio construyeron una vivienda de abobe. Pasado los años, motivado por su esposa que se hizo profesora aun siendo madre, dejó el trabajo de albañil y empezó estudios en el instituto, en las tardes al servicio de taxi y también a la locución radial, algunas noches hacía de maestro de ceremonias y animación de eventos sociales. Al concluir estudios del instituto, también se hizo conocido y recomendado productor de spots publicitarios. Ahora a sus 50 años es profesor en una escuela urbana, continua trabajando como taxista y locutor. Por eso le sonríe a las adversidades, pues gracias a sus oficios y profesión mejoró su vivienda y administra su propia librería. Mientras algunos se ven atormentados en su desempleo, reclamando sus herencias o migajas de sus apoderados o aferrándose a la dependencia de su pareja. Tales historias tienen muchas personalidades conocidas, por ejemplo Alejandro Toledo cuando niño fue lustrador de zapatos, pero llegó a ser presidente de la república y es profesor de la una de las universidades más importantes del Mundo «Harvard» precisamente; Barack Obama, fue vendedor de helados así pagaba su derecho de matrícula Harvard. Y Brad Pitt, uno de los actores más memorables de Hollywood, se vestía de pollo para promocionar un restaurante en México. En algunos casos los exitosos no necesitaron de la profesión y es que el oficio fue suficiente para lograr sus metas.