Allin qarikuna, sumaq warmikuna, imaynallan kashankichis:
En una final decente de copa futbolística, el entrenador que pierde se acerca al ganador para saludarlo por su triunfo; y los jugadores –si son profesionales y no simples peloteros– se abrazan y hasta intercambian camisetas.
En una final indecente de elecciones políticas, los perdedores culpan al mundo entero de su derrota, sin reconocer sus propios errores; y no son capaces de saludar al ganador que, democráticamente, ha captado la mayoría de los votos ciudadanos.
Eso está pasando en el Perú, actualmente. La candidata perdedora, herida en su errado orgullo, no ha usado los modales democráticos para ir a saludar al candidato ganador. Y sus ayayeros y ayayeras, han pronunciado frases infelices por todos los medios. Entre esas expresiones indecentes, impolíticas e impopulares de «Fuerza Popular» subrayemos ésta de Luis Galarreta: «A Kuczinsky no le alcanzarán ni diez años para pedir perdón a Keiko Fujimori, por las ofensas durante la campaña».
Pero este pobre hombre, Luis Galarreta, entre una de sus «capacidades especiales» es el de un saltarín político. Como esos peloteros que cambian de camiseta con alguna frecuencia. A finales de los años 90, era militante de Renovación Nacional, partido del opusdeísta Rafael Rey. El 2006, congresista por Unidad Nacional. El 2009, militante del PPC. El 2011, reelegido congresista por Alianza por el Gran Cambio que postuló a Pedro Pablo Kuczinsky a la presidencia. Y en esas elecciones del 2011, cuando aún era cercano al PPC y a Kuczinsky, este buen hombre Galarreta dijo del fujimorismo lo siguiente: «La experiencia del régimen fujimorista fue una experiencia nefasta en materia de institucionalidad, de derechos humanos, de corrupción». Y aquella vez, sobre un posible triunfo de Alex Kouri en las elecciones municipales, dijo Galarreta: «Será el primer peldaño para el retorno de la mafia, la cual es representada también por la candidata Keiko Fujimori». Ahora Galarreta es uno de los voceros furibundos de la china. El verso de Nicomedes Santa Cruz, «Cómo has cambiado pelona», también le cuadra bien a este «coherente» muchacho Galarreta.
Los fujimoristas le han pedido al ganador que pida disculpas a la perdedora. ¡Rarezas de la política peruana! Imaginemos ese cuadro gracioso: un gringo de rodillas ante una japonesa, pidiéndole perdón por haberla derrotado en las ánforas. Casi como Cleopatra humillando a Marco Antonio en el palacio de Egipto para dar trigo a Roma: «¡Arrodíllate!»
En un partido de fútbol se producen escaramuzas de todo tipo. Desde las verbales, gestuales hasta las agresiones físicas. Pero al final, los contendores se dan la mano y hasta el próximo partido se ha dicho. Y Punto.
Pero los chicos y chicas de la banda naranja no saben de perdón y piden perdón. ¡Qué gracioso! Quien odia y pide que le pidan perdón, no es buen cristiano. Y Galarreta fue del PPC. ¿Le habrán enseñado siquiera la segunda parte del Padre Nuestro?
Quien pide perdón, también debe perdonar. Y los peruanos, ¿acaso no merecemos que nos pidan perdón por los diez años de dictadura, muerte, robo y corrupción?… ¿O qué dices, re-reelecto y ahora anaranjado jugador Galarreta?
Gracias amigos. Nos reencontramos en Ágora Magna. Se despide:
Hermógenes Rojas Sullca.
Abancay, 25 junio 2016.