El Perú, atraviesa profunda crisis política, está claro, que desde, el ángulo, donde se mire, todos los caminos, se dirigen al infierno; el hades, incinera a nuestro país, que yace atrapado por la hoguera de la ignominia y de la corrupción; no estamos descubriendo la pólvora, pues los ilícitos, conviven con nosotros siempre, aun, en los albores de la república; ya estábamos plagados de inmoralidad.
Por mucho tiempo, la naturaleza del hombre, ciudadano, o individuo, lo ha hecho enfrentarse a la autoridad, desde los tiempos de Adán y Eva, lo prohibido siempre generó un atractivo, la figura del mordisco a la manzana, fue un simbolismo para retratar el desafío humano; empero el albedrío del ser racional, estuvo encaminado hacia su autodestrucción (muerte) no hacia su libertad (vida).
Hoy los hombres, tienen dos destinos; uno: enfrentar al tribunal de Dios, y dos: enfrentar al tribunal de los jueces, son dos estados paralelos, a los que se tiene que dar cuenta; sin embargo la rebeldía, una y otra vez, nos hace caer en lo prohibido; esta vez ante los jueces; lo cual no quiere Dios; otra vez el albedrío, nos hace caminar en un hilo a punto de quebrarse; optamos por lo ilegal
La naturaleza del crimen, tiene su base, en la intransigencia, de no querer aceptar las leyes de la divinidad, y como corolario, de la justicia de los hombres; con sujeción a ellas, el albedrío del ser humano, tendría el plus de la honestidad y la probidad, hoy estos dos principios, casi no existen, de ahí, que la gente, sigue generándose daño, cayendo persistentemente en actos delincuenciales.
Las leyes, siempre fueron cruentas y terribles, prácticamente insostenibles para el ser humano, Dios envió a Moisés para que las leyera, a través de sus mandamientos, la justicia divina, no es comparable con la justicia de los hombres, que ocurrió después; la humanidad vivía sometida a las desgracias naturales; eran castigados con fuego, hambruna, y pestes; la muerte era castigo eterno.
Ni la cadena perpetua, ni los años de internamiento físico, en las cárceles, son comparables con las epidemias, plagas y enfermedades, hoy los reclusos tienen asistencia médica, son trasladados a hospitales y clínicas, para que los atiendan de sus dolencias, de producirse alguna patología grave; ser recluido en prisión, es un cambio de estilo de vida, con restricciones, pero con supervivencia.
Desde la creación del universo, Dios ha tenido generosidad con la raza humana, pese a la rebeldía de sus criaturas, Platón contaba las enseñanzas de su maestro Sócrates, que instruía a sus discípulos, con apego a la divinidad, demandando a los seres humanos, a vivir humildemente; sin ostentación, ni confort, y a los ciudadanos; elegir a sus autoridades; decidiendo entre los mejores.
Hoy vivimos el tiempo del Cristianismo, con leyes, y preceptos claros, dogmas, y bendiciones, y a nombre de Dios, la iglesia habla fuerte, y corrige a los gobernantes, sino obran con justicia, pero desde que se creó la moneda como instrumento de obtener bienes y vivir con comodidades, muchos desoyen sus enseñanzas, cayendo en corrupción, Dios castiga a través de sus autoridades.