Con la miel en los labios y mil suspiros, va consumiéndose al paso de los días, el octubre milagroso y festivo que los antiguos endiosaban, y que por mucho tiempo, generaban mil emociones y alegrías, en las irrepetibles verbenas criollas, procesiones, turrones, cantores, morenas de labios rojos y cintura de avispa, las bellas mulatas, eran portadoras de ilusiones y de amores frustrados.
La acogedora Andahuaylas, se pierde la prístina fiesta tradicional del mes morado y chelero, las devotas y feligreses del Señor de los Milagros, deben estar compungidas por no haber participado en sus acostumbradas novenas, que permitían acercarse al Creador en cada esquina, presentando sus sentidas plegarias, haciendo votos por el fin de la pandemia, y la unión de las familias de bien.
Los negrillos con sus máscaras simpáticas y pintorescas, con el «viejo» y la «vieja», les han dado un descanso a sus bailes coloniales, se han guardado las piruetas mortales, de uno encima del otro, como un número de circo, los ponchos, sombreros y trajes andinos, que se suman a las fiestas de tradiciones andinas, no están presentes en los templos, porque la fiesta es hoy en redes sociales.
Pero no todo ha quedado allí, el XVII aniversario de la Universidad José María Arguedas, que tanto costó crear, en la lucha de los andahuaylinos, por convivir una casa superior de estudios, que hoy cuenta con licenciamiento, esta vez no pudo festejarse de manera pública, los organizadores ante las dificultades que existen por el coronavirus, festejaron de manera virtual, que no es lo mismo.
La UNAJMA, cada vez que celebraba su aniversario, en todos los años que eran convocados cursaba invitaciones a su sala de actos, donde se presentaba la memoria de la institución con las palabras de sus principales académicos, con presentación de sus preclaros docentes y estudiantes destacados, brindando con una copa de vino, mediante un almuerzo de fraternidad muy amical.
Hoy todo eso se dejó de lado, para dar peso a transmisiones virtuales, que no pueden reemplazar a las programaciones públicas, pues no todos tienen el ejercicio visual para estar prendido en la computadora o el teléfono móvil y sus múltiples aplicaciones, que hoy es la novia de la fiesta para los cibernautas y los amantes de redes sociales y washap, herramientas que son imprescindibles.
A causa de las aglomeraciones, por efecto del nuevo coronavirus, octubre no permitirá las fiestas de Halloween que son muy simpáticas por sus disfraces, viéndola como una actuación de niños que viven su fantasía, visitando a los comercios ofreciendo caramelos, viéndolos de una manera negativa, su contraparte es «los angelitos sobre la tierra» que esta vez no podrán salir a las calles.
Pero lo que más mortifica a las personas de mayor edad, es no poder convivir con sus amigos y familiares para participar en una velada criolla, bailando, cantando y tarareando hermosos valses criollos. Un mes morado sin procesiones, turrón de doña Pepa, chelas, festejos ni bailes, es la respuesta a una nueva normalidad que nos confina en nuestras viviendas por efectos de Covid-19.