Juan José Cavero es un autor muy conocido en las letras capitalinas y, poco a poco, ha ido consolidando su presencia en las ciudades del interior del país. Desde hace unos años ha venido participando en distintas ferias tanto en Lima como en provincias, ofreciendo sus libros, firmando ejemplares y tomándose fotos con los lectores que, animados por su presencia, compran sus obras.

Ha ganado distintos premios, como el Copé de Novela, y ha sido reconocido en otros certámenes literarios, como cuando fue finalista del II Concurso Latinoamericano de Novela Corta Fabla Salvaje 2021 con la novela Puente Peatonal (Editorial Tinta Latina, 2023), un libro que recién publicó y que leí en menos de tres horas y de un tirón. Es una novela ágil, amena, cruda y visceral, que atrapa al lector y no se suelta tan fácilmente.

Si En la ruta de los hombres silentes (Ediciones Copé, 2016) se estructura a base de una aglutinación de elementos históricos —narrando el tema de la migración china, así como su participación en la Guerra con Chile y su posicionamiento en nuestro país— y busca ser una novela total, compitiendo con el mundo real en casi cuatrocientas páginas, Puente Peatonal es una novela brevísima de menos de setenta y cinco páginas que yo emparento con Soplo inocente (Ediciones Vicio Perpetuo Vicio Perfecto, 2012). Esta última es una de las primeras novelas de Juan José Cavero que ya revelaba su crudo realismo, cierto escepticismo y un sabor amargo hacia la vida, con un protagonista joven con problemas cardíacos que vive intensamente sus últimos años.

En Puente Peatonal, que me gustó mucho más que Soplo inocente, siento que Juan José Cavero, quien ha estudiado literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), ha trabajado con mayor pericia su oficio de narrador de dramas personales y familiares. Sus personajes enfrentan situaciones de pobreza o cuestiones socioeconómicas adversas, lo que puede ayudar a los lectores a ver las desgracias ajenas y, como efecto catártico, aliviarse de no sufrir lo que los personajes de esta novela padecen.

La novela se centra en la vida de Julio, lisiado por sus acciones de guerra, quien adquiere una pierna ortopédica que le da cierta esperanza en su calidad de vida. Actualmente, Julio se desempeña vendiendo libros en un puente peatonal y vive en la casa de su padre Octavio, quien sufre de cálculos renales y lo maldice repetidamente por no solucionar sus problemas de salud. Esta es la situación al inicio y en medio de la novela, una escena con dramas personales y familiares muy intensos.

Sin embargo, la novela entra en conflicto y cobra mayor tensión cuando Julio conoce a Ismary, una venezolana que acaba de terminar una relación tóxica con un agente de las fuerzas del orden de nuestro país. Entre ambos surge un especial interés y afianzan una estrecha relación de amistad que, con el paso de los días, se convierte en algo especial.

En este punto de la novela, la pericia del autor hace que lo que parecía un final sarcástico y cruel —la cita para ir a bailar salsa, reguetón y cumbia, con Julio usando su pierna ortopédica, pese a que Ismary conocía esa discapacidad— se ve interrumpido por una tragedia de grandes magnitudes, tan impactante que hasta es televisada a nivel nacional. Todo esto provoca la autodestrucción del protagonista en un arrebato de desesperación. Ese giro en un final esperado y lógico hacia uno más dramático y fuerte revela la habilidad prosística del buen narrador Juan José Cavero, quien nuevamente demuestra sus virtudes de esmerado prosista.

Los únicos reparos que le pondría a esta novela entretenida y aleccionadora serían el mediano cuidado en la corrección de estilo, como en el uso de las rayas, los dos puntos o las tildes. Esto ocurre incluso en las editoriales más grandes, con perdón. Si el autor hubiera trabajado más en este aspecto, la novela sería casi perfecta. Pero, en líneas generales, la novelita está bien y se lee cómodamente.

Con una narrativa intensa y emotiva, esta novela breve explora los complejos vínculos familiares, los secretos que nos atan y las difíciles decisiones que forjan el destino de sus protagonistas. Puente Peatonal es también una conmovedora historia de amor, pérdida y redención que resonará profundamente en el corazón de los lectores. Yo la recomendaría mucho. El lector tiene garantizada una obra de calidad.

Sobre su oficio de escritor, Juan José Cavero ha aseverado en una entrevista: “Soy más de practicar lo que llamo ‘ocio creativo’. Es decir, puedo estar todo el día en la calle, viendo una exposición, un pasacalle, escuchando historias con amigos o leyendo mangas, no sé, y se van formando un conjunto de imágenes en mi cabeza que luego derivan en el esqueleto de una historia”. He ahí a un escritor interesante.

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Francois Villanueva Paravicino

Escritor. Estudió Literatura y la maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019), Sacrificios bajo la luna (2022), Los placeres del silencio (2023). Finalista en Poesía del Concurso Nacional de Cuento y Poesía “Huauco de Oro” (2024). Mención de honor del Premio Nacional de Relato Corto (2023) “Feria de Libro de Amazonas”. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relato (2021) “Las cenizas de Welles” de España. Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España.

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