Desde que se instalaron las universidades en nuestra provincia, sean públicas o privadas, la interrupción de los procesos de estudios, han sido permanentes, y como consecuencia de esto, los estudiantes han visto retrotraídos sus objetivos, pues los 10 ciclos de enseñanza, que deben cumplirse en cinco años, se han excedido en el tiempo, por situaciones de convulsiones sociales.
El tema es recurrente, en el caso de la Universidad Nacional «José María Arguedas», por tomar un ejemplo, ya alcanzan a seis las comisiones, que no han logrado concluir sus gestiones, de ahí que el proceso de licenciamiento, se ha venido prolongando, pero este año 2016, tal parece, estaría consolidándose, pese a los problemas que todos conocemos, y que esperamos puedan superarse.
El sueño de la universidad propia, fue un viejo anhelo, que siempre tuvieron los pobladores de esta provincia, este deseo se fue incubando por largo tiempo, sin embargo esto no se logró de inmediato, la consolidación, nació luego de algunas frustraciones, tras crearse la Universidad Nacional «Micaela Bastidas», con sede en Abancay, y donde el chauvinismo jugó en nuestra contra.
La creación de la Universidad Nacional «José María Arguedas», fue un triunfo del pueblo, donde tuvo un papel fundamental el congresista Marcial Ayaipoma, quien prácticamente, convenció al presidente Alejandro Toledo para que firme la autógrafa de ley, y con decisión política se cumpla el objetivo, desde ahí es una responsabilidad de todos, cuidar la vigencia de nuestra universidad.
Empero son las autoridades políticas, quienes deben buscar los mecanismos necesarios, para que la universidad, no siga debatiéndose en la incertidumbre, y se apliquen los candados necesarios para evitar que los procesos administrativos dejen de ser caóticos, y por el contrario, procuren establecer confianza en los estudiantes, quienes además deben tener sólidos y maduros dirigentes
La utilización política es lo peor que puede ocurrirle a nuestros jóvenes, cuyo principal objetivo es formarse como profesionales, es cierto que la universidad pública se ha convertido en un centro de debates, y donde las posiciones muchas veces generan disputas, por esto es importante que los dirigentes sean genuinos, y se evadan manejos ideológicos de ciertos personajes interesados.
Todos sabemos que esto pasa, nos ocurrió, cuando estudiábamos periodismo en «Jaime Bauzate y Meza», donde percibimos que el manejo político doctrinario nacía de los propios profesores, que estaban partidarizados, y como ellos, también existían grupos que operaban bajo consigna política; de ahí que los estudiantes tienen que tener mucho cuidado de los pasos que puedan dar.
Nuestras universidades provincianas, no están exentas de ello, pues el tema político ocurre en todas partes, aunque responda a otros matices, sin embargo, es importante poner el dedo en la llaga, antes que nos pudramos por dentro, si se cometen errores y las evidencias saltan a la vista, nadie podrá evitar el golpe, y la justicia tendrá que hacer su trabajo, como siempre corresponde.