Alzarse ganador con una diferencia de 0.24% respecto a su oponente, no garantiza ninguna gobernabilidad, según la percepción de algunos entendidos, luego de leerse, el resultado de las elecciones presidenciales entre Pedro Pablo Kuczynski (Peruanos por el Kambio) y Keiko Sofía Fujimori (Fuerza Popular), habida cuenta que las cicatrices podrían demorar mucho en cerrarse.
Si algunos de nosotros ha sufrido en algún momento, por un desenlace negativo, que no le haya permitido lograr sus objetivos, entenderá lo difícil que debe ser para la lideresa fujimorista, tener que asimilar una derrota, cuando una semana antes tenía la victoria en sus manos, el desliz es solo comparable con un amor no correspondido, cuya frustración de dolor, requiere mucha fortaleza.
La política la gestan los seres humanos, no las máquinas, no podemos hablar con tanta facilidad, luego del proceso electoral que causó tanta indignación por los insultos proferidos como arma para bajarse al rival, que esto siempre ocurre en una campaña política, señalando que después, cuando esta termina, todos tendremos que apoyar, pensando solo en la gobernabilidad del país.
Esto solo demuestra una total irresponsabilidad, que no debe quedar impune, y los actores, deben probar que lo que dijeron, pueden probarlo, porque si esto no puede ser fundamentado, quedará demostrado que para ganar una elección, se requiere utilizar la falacia como argumento, pues los electores, generalmente, son una masa inculta, propensa a dejarse llevar por temas sin solidez.
Colegimos, que luego de estos epítetos, lanzados a diestra y siniestra, del cual hicieron eco la mayoría de medios de comunicación, influyendo en la población, hoy pretendamos aplicar la política de borrón y cuenta nueva, respecto a actitudes y pareceres; si decimos que me alejé de mi esposa porque le dije que era ramera, pueda pretender que me perdone por nuestros hijos.
Esta es la política que queremos, ¿destruirnos, unos a otros?, creemos qué no, ahora que no se hagan los buenitos, tras lo sucedido en el proceso, cuando está claro, que fueron violentos, como que PPK, hoy presidente electo, había señalado, que era «una pelea de box», fue más que eso, fue un final bélico con bazucas, metralletas, colectivos perversos, aliados, y otros resentidos.
Hoy se habla de gobernabilidad, «tenemos que unirnos todos por el país», dicen los chakanos, convertidos en voceros del ppkausismo, y que de invitados han saltado a la palestra con gran protagonismo, inflando el pecho como pavos reales, ¿y quién pagará el daño causado a «Fuerza Popular» y su entorno, procesarán acaso, a quienes los acusaron de narcotraficantes, si no es así?
¿Quién gana y quién pierde en el proceso?, muchos piensan que se trata de Veronika Mendoza, quien, para Kuczynski, «nunca ha trabajado en su «perra vida» pero hoy está frotándose las manos de felicidad, tras convertir en «piñata», a Keiko Fujimori, a quien «Vero», y sus incondicionales, lanzaron a patearla, como si «Frente Amplio» fuera la panacea contra el atraso, y la postergación.