Nuestros camelicultores sufren las amenazas de la producción por la sequía y a su vez una injusticia en cuanto a las ganancias
A pesar de que la producción de fibra de alpaca y vicuña ha generado más de 35 millones de dólares en exportaciones y tienen un aprecio mundial por su calidad, no ha reflejado una mejora para los trabajadores que extraen este insumo. Nuestros camelicultores sufren las amenazas de la producción por la sequía y a su vez una injusticia en cuanto a las ganancias, ya que el Estado no ha regulado el libre mercado y solo dos empresas controlan el comercio de la fibra.
Esta situación, no puede seguir así, por eso he presentado y expuse hoy ante la Comisión de Producción, mi proyecto de Ley 8390, para promover la industrialización, comercialización y exportación de la fibra de camélidos sudamericanos.
Este proyecto sostiene políticas que acompañen el desarrollo y la comercialización de la fibra de camélidos, así nuestros productores de las comunidades alto andinas podrán obtener ingresos económicos justos, que contribuirá al crecimiento de las familias más vulnerables de nuestro país.