Carlos Iván Landa Kerschbaumer
Como una boya o un salvavidas, el presidente José Pedro Castillo Terrones se aferra a la representación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para que incline la cancha a su favor ante el affaire que sostiene con los poderes de justicia y de control político, que con 92 elementos de convicción, sindican al jefe de Estado como el cabecilla de una organización criminal.
Sacudido por una ola de protestas de diversos sectores desatendidos, el mandatario navega en una nave hacia el garete, totalmente perdida y agujereada, con tripulantes descontrolados en la conducción, los timoneles han perdido totalmente la brújula y el naufragio de sus ocupantes es evidente, haciendo presa de una población que sufre cada día el encarecimiento de los productos.
Como en la peor época de Alan García, el gobierno de Castillo Terrones no ha podido estabilizar la economía del país, por lo cual las reacciones de miles de afectados se convierten en “comidilla” de todos los días, no existe un día en que la gente no se queje de algo, la política “hambreadora” del gobierno demuestra que no solo la derecha puede hacer mal las cosas, sino la izquierda también.
Los medios de comunicación a los que le tiene tirria el presidente, son aquellos, que salen al frente ante la miopía del gobierno para exigir una intervención quirúrgica y así salvarle la vida a un ser humano, que por desatención e insensibilidad no se hace, son los mismos, que ante la violencia de feminicidios, generan justicia, son quiera o no el presidente, las voces que el gobierno no escucha.
Con portátiles de su lado, y ministros serviles a sus órdenes, que no trabajan, y actúan como una guardia pretoriana, con licencia para “sobonear” al servicio de Castillo, como Félix Chero (Justicia) , Roberto Sánchez (Comercio Exterior) y Alejandro Salas, (Trabajo) el presidente de la república utiliza los recursos del Estado para mantener ociosos y enfrentar las investigaciones de la fiscalía.
Abucheado por donde quiere que esté, totalmente fuera de la realidad, el mandatario de izquierda que fue elegido para generar el gran cambio de la política pública y sacar del marasmo a los pobres, que no tienen ni para llevarse un pan a la boca por el alza de los precios, el inquilino de palacio no tiene ninguna idea que le permita recuperar la economía y evitar que trepe la pobreza.
Pedro Castillo acaba de ser protagonista del abucheo de pacientes de un hospital que cansados de no ser atendidos lanzaron epítetos al mandatario con el estribillo. ¡Fuera Castillo Fuera! Los medios de comunicación no identificaron a partidos políticos detrás de esto, pero el mandatario se llenó la boca para fustigar a sus contrarios, con conocida perorata, culparlos de malos perdedores.
Empero el estribillo ¡Fuer Castillo Fuera! No ocurrió solamente en el hospital, en pocas horas se transformó en un “caballito de batalla”, del que formaron parte diversos gremios, políticos y ciudadanos en diversas regiones del interior del país, por supuesto que el gobierno no se quedó tranquilo, envió a bestias de uniforme, para que atacaran con bombas lacrimógenas, ¿ahora qué?.