El proceso electoral presidencial 2016 llega a su fin, con clara demostración de una neutralidad avasallada, donde ciertos medios de comunicación, a cargo de otrora ponderados conductores de programas políticos, han demostrado que poseen, como cualquier hincha, la camiseta puesta, tanto, que en no pocas oportunidades han defendido candidaturas con calor contra los contrarios.
Con opiniones sesgadas algunos medios nacionales de prensa, han tratado de influenciar en la población, respecto al último debate realizado en las instalaciones de la Universidad de Lima, generando una percepción contraria a lo observado a través de más de dos horas de aburrida pelea entre dos contrincantes que exigían sus propuestas obligados por los golpes que recibían.
Es increíble adonde hemos llegado, tener que elegir entre dos opciones políticas, sin privilegiar los objetivos. Si esto es política, estamos equivocando el camino, en una época en que se utiliza las redes sociales, como soporte de una candidatura, en tanto los entendidos salen sobrando, porque se prefiere la actitud visceral, que la inteligencia, de quienes han dedicado años a la ciencia política
Nosotros pensábamos que la pasión solo era una condición del fanático, que se desborda por su hinchaje, defendiendo a su equipo, muchas veces obnubilado por su insensatez, hoy sabemos que esto también pasa defendiendo a una opción partidaria, y la mejor prueba, de esto, la dan los cretinos, que utilizando un audio telefónico, o un texto, sacan su fanatismo en contra de alguien.
Empero, todo esto, forma parte de la parafernalia electoral, y amparado en esto, los medios de comunicación siguen participando en el juego de intereses empresariales, propiciado por grupos económicos que aprovechando su gran concentración de medios, apuntan contra quienes no forman parte de sus favoritos, de ahí que el objetivo es destruir al enemigo que se torna peligroso.
En ese contexto, participan del morbo, sectores periodísticos, seudo izquierdistas, puesto que en la práctica son unos burgueses, que explotan a sus trabajadores y crean empresas fantasmas para no pagarles, pero cuando tienen que defender una opción política, surgen como defensores de los derechos humanos, esta gente, emplea grandes titulares para perjudicar candidaturas adversarias.
Las campañas periodísticas están relacionadas a cuánto facturarán los empresarios mercenarios de nuestro país, durante el proceso electoral y tras del mismo, producto de la publicidad para defender una candidatura, y luego en el ejercicio del poder, y para ello requieren a un personaje que sea más idóneo a sus planes, es decir más manejable, aunque sea contrario a su línea política.
Por esto, cuando se inquiere sobre quién fue el ganador del debate presidencial, los mercenarios defienden su posición, y levantan titulares explosivos, aunque para ello hayan tenido que manejar la información, contrario a ello, panelistas independientes con cabeza fría, fijan su posición sin dejarse llevar por la emoción, y por el contrario, su serenidad no inclina la cancha, eso es valioso.