David Foenkinos, el escritor francés de menos de 50 años, ha vendido cientos de miles de libros en todo el mundo, de los cuales destaca La delicadeza (2009), su novela que ha sido comprada más de un millón trescientas mil veces. Gran amigo de cineastas, admirador de sus contemporáneos como Emmanuel Carrèrre, Michel Houellebecq o Delphine de Vigan (escritores geniales), supe de su literatura al terminar de leer La biblioteca de los libros rechazados (Alfaguara, 2017), en la traducción del francés de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego para dicha casa editorial.

El libro de 288 páginas está basada en la historia de un hecho real que ocurrió en Estados Unidos con Richard Brautigan, un escritor que escribió sobre un bibliotecario que laboraba en una biblioteca que aceptaba todos los libros rechazados por las editoriales. Aquel autor se suicidaría en 1984. En 1990, un lector seguidor suyo haría realidad su sueño ficticio, creando la The Brautigan Library en Washington. Estos datos valiosos son recogidos por la periodista María José Rodríguez y, también, son trascendentales porque dan sustento real a algo que a primera vista parecería descabellado y poco verosímil, pues la novela está inspirada en esos hechos.

Al terminar de leer la novela de David Foenkinos uno entiende a cabalidad lo que ya intuía mientras se adentraba en sus páginas, que el estilo de este escritor francés fluye y corre con un ritmo trepidante, ágil, directo, ya que, como muy bien los lectores y escritores pueden entenderlo desde el inicio, su ambiente metaliterario, su contexto escritural, su atmósfera libresca, nos atrapa, nos encandila y nos deleita. He ahí que el narrador omnisciente inserte en uno de sus diálogos de sus personajes que los escritores más interesantes de Latinoamérica sean Gabriel García Márquez, Jorge Luis Borges y Roberto Bolaño (que hace unos días se celebró el aniversario de su muerte) y de Europa coloque a Thomas Mann, Franz Kafka y Robert Musil.

Es importante resaltar que los diálogos de la novela están logrados, y tal vez se deba a que David Foenkinos tiene una gran predilección por la dramaturgia y el cine; y esto, con la destreza de su prosa en los párrafos, aumenta la armazón que sostiene a la novela, que, a todas luces, no tiene pierde. Además, está conformada por nueve partes y un epílogo, que en extensión no superan las cincuenta páginas cada una aproximadamente, lo que la convierte en una obra de fácil lectura. Esa es la primera impresión que tengo de ella. Pero para ello, aparte de la estrategia narrativa, aporta mucho la historia o el contenido, que es entretenidísima y divertida.

Como muchos reseñistas ya señalaron, la joven editora Delphine y su marido escritor descubren, en sus vacaciones en Crozon, una biblioteca de libros rechazados por editoriales. Por casualidad, descubren una pequeña obra maestra titulada “La últimas horas de una historia de amor”, firmada por un tal Henri Pick, un pizzero ya fallecido que, según su esposa, nunca fue visto en vida leyendo o escribiendo en su casa. Es tal el éxito de esta joya que cambiará complejamente la vida de todos los personajes, ya económicamente, ya sentimentalmente, ya vitalmente.

Sin embargo, ante las distintas declaraciones a la prensa de los familiares de Henri Pick sobre su “misterioso trabajo de escritor”, el crítico literario Jean-Michel Rouche se obsesionará con el libro y, con gran sigilo de investigador, descubrirá una grandiosa historia de amor entre el bretón Gourvec, un lector empedernido, y la alemana Marina, que se nacionalizará francesa casándose por interés con aquel “ratón de biblioteca”. Cabe resaltar que “La últimas horas de una historia de amor” trata sobre los últimas horas de vida del poeta mayor ruso Aleksandr Pushkin. Por ello, este libro es una inagotable fuente de diversión y aprendizaje. A leerlo.

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Francois Villanueva Paravicino

Escritor (1989). Cursó la Maestría en Escritura Creativa de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Estudió Literatura en la UNMSM. Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019). Textos suyos aparecen en páginas virtuales, antologías, revistas, diarios y/o, de su propio país como de países extranjeros. Mención especial del Primer Concurso de Poesía (2022) y de Relatos (2021) “Las cenizas de Welles” de España. Ganador del Concurso de Relato y Poesía Para Autopublicar (2020) de Colombia. Ganador del I Concurso de Cuento del Grupo Editorial Caja Negra (2019). Finalista del I Concurso Iberoamericano de Relatos BBVA-Casa de América “Los jóvenes cuentan” (2007) de España. También, ha sido distinguido en otros certámenes literarios.

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