Este viernes 27 de junio se inaugura la Feria Internacional del Libro de Ayacucho (FILAY) 2025, con una variada programación de actividades culturales que celebran a lo grande el mundo del libro y de la escritura. En esta edición, el país invitado es Bolivia, cuya delegación reunirá a numerosos escritores y amantes de la literatura que llegarán desde distintas regiones de la nación vecina. Asimismo, se rendirá homenaje al destacado escritor ayacuchano Teodosio Olarte Espinoza. Por mi parte, el jueves 3 de julio, a las seis de la tarde, presentaré mi poemario Cantera de fuego (Ameleer, 2025).
Uno de mis grandes placeres es leer los libros ganadores de los premios importantes del país y del mundo hispanohablante, y, en general, de casi todos los que se publican y pueden ser fácilmente conseguidos. Solo en la categoría de Ensayo del Premio Copé, hace unos meses leí Un mundo precario. Ensayo sobre la obra y la escritura de Franz Kafka (2022), del docente e investigador Jorge Valenzuela Garcés, que me fascinó por las propuestas filosóficas y axiomáticas que plantea sobre la literatura del genio de lengua alemana, que —como es deber recalcarlo— también fue uno de mis autores de cabecera durante mi adolescencia y temprana juventud.
Hace unos días llegó a mis manos el libro Detectives perdidos en la ciudad oscura (2017), de Diego Trelles Paz, un ensayo sobre la literatura policial en Latinoamérica. Es un tema que me interesa demasiado, porque desde temprano disfruté de autores como Edgar Allan Poe, Raymond Chandler, James M. Cain, Arthur Conan Doyle, Agatha Christie, Dashiell Hammett, entre otros. Ellos fueron una gran influencia en mi narrativa, lo cual se refleja en varios de mis libros, como Cuentos del Vraem (2017), Los bajos mundos (2018) y Operación Catástrofe (2024).
Este libro de Diego Trelles Paz, aunque aclara que no pretende agotar el tema que aborda, pues busca generar un debate mucho más amplio e informado, es una buena introducción que nos ofrece un excelente panorama de la evolución de lo que se entiende por este género literario alternativo, al menos desde el punto de vista académico.
Entre sus principales premisas, desarrolladas a lo largo del libro, destaca que en Latinoamérica está en evolución o formación una literatura policial alternativa, que nace de “la incompatibilidad manifiesta entre la ideología, el imaginario y los mecanismos narrativos presentes en la novela policiaca, especialmente anglosajona, y la compleja realidad de los países latinoamericanos, cuyo historial de violencia propicia la existencia de un lector escéptico, que poco o nada sabe de la existencia de detectives prodigiosos…”.
Aunque el autor señala que la literatura policial alternativa no es exclusiva de Latinoamérica, su trabajo se centra en los aportes literarios de ciertos escritores que dieron fortaleza y consistencia a esa especie literaria. Entre los principales nombres encontramos a Jorge Luis Borges (en quien “las preocupaciones estéticas del autor argentino están por encima de cualquier intento de verosimilitud” en sus relatos policiales, por ello, se le podría considerar como un precedente en este tipo de literatura), Vicente Leñero (su libro Los albañiles, 1964, marca el fin del proceso germinativo de la novela policial alternativa en Latinoamérica), Jorge Ibargüengoitia (cuya novela Las muertas, 1977, renueva el género policial alternativo), Ricardo Piglia (cuya novela Respiración artificial, 1980, o los relatos de Nombre falso, 1975, llevan la literatura policial alternativa a su madurez plena) y Roberto Bolaño (de quien, para el autor del ensayo, Los detectives salvajes, 1998, es el opus magnum).
Entre los conceptos teóricos que Diego Trelles Paz maneja, está el de “antigénero”, del que se vale a partir de las concepciones intelectuales de los teóricos y académicos Fredric Jameson y Alastair Fowler, quienes sostienen —en especial el segundo— que “un antigénero (…) no está dirigido contra un (género) original en particular. Por lo demás, tiene una vida propia que continúa de manera colateral con el género que contrasta”. En ese sentido, el autor califica a la novela policial alternativa en Latinoamérica como una especie de antigénero literario.
Así, según Diego Trelles Paz, la literatura policial alternativa (también llamada a veces contrapolicial, neo-policíaca, antipolicíaca o policial no tradicional) es una evolución o subversión del modelo clásico del género policial. En lugar de seguir las fórmulas canónicas (detective brillante, crimen resuelto, restauración del orden), esta corriente busca repensar el género desde una perspectiva crítica, política o estética. Para ello, lo policial no es un fin, sino un medio para hablar del poder, la memoria o el fracaso colectivo.
De acuerdo a la propuesta, la novela policial alternativa en América Latina no solo adapta el género a contextos locales, sino que lo reinventa para reflejar la complejidad social, política y cultural de la región. En este marco, el crimen no es un rompecabezas, sino una metáfora de la corrupción sistémica. La novela se convierte en un espacio para denunciar la violencia estatal, la impunidad, el narcotráfico, la represión, la desigualdad y la marginalidad.
Esta narrativa, según lo postulado, ya no busca restaurar el orden, porque ese orden ya está podrido. La justicia no llega por los cauces legales; a veces, ni llega. Se privilegia la verdad moral o una justicia simbólica o poética. A menudo, el narrador no es imparcial ni omnisciente, sino que se ve afectado por la trama, involucrado emocional o políticamente. Esto añade una dimensión testimonial, ética o incluso autoficcional, que se narra a través de monólogos o bloques narrativos.
Por ello, este libro es recomendable. La obra de Diego Trelles Paz se sitúa en la intersección entre la novela política, el policial alternativo y la exploración generacional, con una fuerte carga crítica hacia la historia reciente del Perú. Además, es también académico, editor y antologador, comprometido con el estudio y la promoción de una narrativa latinoamericana contemporánea y transgresora.
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Francois Villanueva Paravicino
Escritor, corrector de estilo, columnista y amante de los libros. Estudió Literatura y cursó la maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Autor de Cuentos del Vraem (2017), El cautivo de blanco (2018), Los bajos mundos (2018), Cementerio prohibido (2019), Sacrificios bajo la luna (2022), Los placeres del silencio (2023), Operación Catástrofe (2024) y Cantera de fuego (2025). Ha sido distinguido en diferentes certámenes literarios, tanto nacionales como internacionales.