Carlos Iván Landa Kerschbaumer
El resumen de la semana no puede ser más infeliz, tras las la posición de la congresista de “Perú Libre” Margot Palacios, de presentar un proyecto de asamblea constituyente, que de ejecutarse, causaría una gran fuga de inversiones en el país; en tanto reprobamos el desplante de militares contra Castillo, que exigen encarcelar a Cerrón y en contra de su pretensión del poder omnímodo.
En tanto Castillo, vive arrinconado por sus errores y por su probada ineptitud; escapó de una sesión del congreso con algunos ministros, por efectos de la crisis política, y los reclamos del país, tras la infortunada actitud de inmovilizar a los ciudadanos de Lima y Callao, por un supuesto ataque de malhechores, el gobierno agravó su situación política en un durísimo callejón sin salida
El presente no puede ser más negativo; una ruma de protestas acumuladas de diversos dirigentes de transportes, minería, agricultura y otros, deploran del gobierno por su enorme incapacidad traducida en su indecisión de dar solución a los problemas sociales; alimentos, diésel, gas, insumos para el campo; útiles para la producción , cuya escasez genera inestabilidad en el país.
En medio de su desesperación, Pedro Castillo y su gobierno, buscó su cercanía con la población convocando a reuniones del Consejo de Ministros, de manera descentralizada, para escuchar las demandas sociales, pero por efectos del desgaste político tuvo más de un encontrón con dirigentes y autoridades exaltadas que le conminaron por su falta de respuesta con las regiones.
Castillo, quien para sus seguidores encarnaba al líder rural nato, con liderazgo, tras su incursión como abanderado de la lucha sindical enfrentándose al Minedu, para reivindicar a los maestros, y su puja para despojar al Sutep de sus beneficios, no pudo sostener lo que esperaban de él, pues le asumió como sorpresa su mandato, tuvo que asesorase para gobernar, pues no estaba preparado.
Tras una campaña violenta en adjetivos y acciones, lamentablemente Pedro Castillo, tuvo que negociar con Cerrón para que le ofreciera el soporte político, y que le permitiera contrarrestar la asonada inquisidora de la oposición, que parecía hacer suyo el título de una serie, “juntos son multitud” conformando un bloque sólido contra el gobierno de marcada improvisación política.
Empero Castillo Terrones no pudo sostener por mucho tiempo un gabinete, tuvo que renovarlo en cuatro oportunidades porque los antecedentes de sus integrantes y su inexperiencia los hacía volátiles , como una bomba de tiempo a punto de explotar, pues algunos presentaban prontuarios y otros no estaban facultados para desarrollar funciones públicas , ante la falta de competitividad.
Los peruanos reflexivos, jamás podrán aceptar al gobierno de José Pedro Castillo, que genera gran inseguridad a los ciudadanos, habida cuenta que sus acciones van en correlato con la enorme desconfianza social; no se alcanza a entender cómo es posible que un presidente constitucional no impugne las ideas trasnochadas de Vladimir Cerrón, envuelto en temibles sueños totalitarios.