El país sigue acumulando enfermos por coronavirus, la letalidad es terrible, y el gobierno se muestra incapaz de controlar la propagación de la pandemia, que cuando apareció, entre noviembre y diciembre de 2019, nadie previó que el contagio, pudiera alcanzar todos los rincones del planeta, en su avance vertiginoso y mortal, que genera amplias estadísticas de terror y pánico.
Para los más encumbrados científicos de todo el mundo, el coronavirus no era desconocido, porque muchos sufrieron la enfermedad en el pasado, pero la nueva versión 2019, es de gran letalidad, porque la acción del coronavirus es sumamente veloz, los estudiosos epidemiólogos apenas han descubierto su peligro, tanto que hace algunos meses no se tomaban las previsiones.
En marzo, cuando el gobierno del Perú, ordenó a los peruanos entrar en cuarentena y permanecer en distancia social, saliendo solo a la calle para abastecerse de alimentos, comprar medicinas en las farmacias, atender su salud en establecimientos médicos, o cobrar sus remuneraciones en bancos o agentes bancarios, se les permitía salir sin mascarillas, si es que no mostraban síntomas.
Con el paso del tiempo (días, semanas y meses) se fueron construyendo historias, en base a situaciones extraídas de las investigaciones que se desarrollaban en todo el mundo, de esta manera se fue informando que no tener síntomas, no quería decir que la persona no es portadora del virus, pues se podría ser asintomático y transmitir la enfermedad sin saberlo, y era lo peligroso.
Desde entonces se exigió el uso de mascarillas, de uso muy común en hospitales y centros de salud, también empezó a exigirse el uso de guantes sanitarios, lo que utilizan los profesionales médicos, enfermeras, obstetras, técnicos de la salud para suturar heridas, hacer limpiezas quirúrgicas y otros, sin embargo, se supo que no significaban protección y se revocó su utilización.
Empero, para profundizar las medidas sanitarias y poner a buen recaudo a los ciudadanos se universalizó el lavado de manos, añadiéndolo al uso de mascarillas, alcohol en gel y últimamente protectores visuales, (si efectúan viajes en medios de transporte terrestre y otros) desinfección de monedas y billetes, zapatos, los comerciantes deberían portar mandiles, mamelucos, y otros.
Todos estos materiales de consumo cotidiano, para preservar la salud, han venido constituyendo para los peruanos, las herramientas indispensables que como un libreto, o un guion teatral, deben tener aprendido todos los ciudadanos para contrarrestar el coronavirus (Covid-19) y así preservar la salud, además de ello, se tiene que mantener la distancia social, evitando las aglomeraciones.
Esto que parece una cartilla de fácil aprendizaje, como una asignación escolar que todo niño podría poner en práctica en su hogar, para un adulto es complicado de retener, por su indisciplina y terquedad y su exposición permanente al contagio de la COVID-19, al hacer uso de ambientes hacinados, esto hace que el virus avance y la gente siga contagiándose por su irresponsabilidad.
Si los ciudadanos perseveraran y evitaran participar de tumultos en calles y plazas y por ende, no estar presentes donde no los requieren y tomar conciencia que solo deben realizar las tareas personales necesarias y luego pegar la vuelta, no estaríamos hablando de contagios, de balones de oxígeno, camas UCI, ni atenciones hospitalarias, todo debería terminar en previsiones médicas.